AMERICA LATINA: LA CUESTIÓN ENERGÉTICA Y LA PETROBRAS


Ildo Sauer – Jorge Altamira – Osvaldo Coggiola

Cuando la industria petrolera comenzó, en el siglo XIX, la energía líquida disponible estaba en razón de 1 para 100, es decir, se gastaba un barril de petróleo para obtener 100 barriles. A inicios del siglo XX, el motor de combustión interna aumentó la demanda de combustibles. La expansión de los automóviles como medio de transporte creó una demanda sostenida de productos derivados del petróleo. Actualmente, la proporción está en razón de 1 para 30, se gasta (en capital y trabajo humano) el equivalente a un barril de petróleo para producir apenas 30 barriles: “la era del petróleo fácil acabó”, fue una frase repetida. Ese costo cada vez mayor debe también verse comparativamente. La fuente alternativa al petróleo más competitiva es el etanol brasileño (explotado en un 40% por grupos extranjeros), con una relación de 1 para 8 (en el biodiesel producido a partir de aceites vegetales es de 1 para 1). La conversión directa del sol en electricidad, energía fotovoltaica, tiene una relación semejante. Hoy el petróleo se produce a un costo de 1 a 10 dólares el barril equivalente. Su valor en el mercado osciló en los últimos años entre 60 y 150 dólares el barril, con un excedente (lucro) de más de 50 dólares por barril. Se trata de renta diferencial, disputada por estados y grandes empresas. La economia mundial consume cerca de 30 mil millones de barriles al año,  creando un excedente económico del orden de dos billones de dólares anuales (US$ 2.000.000.000.000).

Petróleo, Transición Energética y Descomposición Capitalista

No es correcto vincular el problema del alto costo del petróleo al hecho de ser una fuente natural no renovable de energia. La demanda de petróleo es determinada a a partir de la forma como la producción capitalista mundial establece precios. El petróleo continúa con un papel esencial para el modo de producción capitalista, con enormes industrias automovilísticas, algunas creciendo espectacularmente, como China.[1] ¿A qué se puede atribuir esa característica del petróleo? El recurso energético de mayor disponibilidad en stocks es el carbón, seguido por el uranio[2] (para generar energía eléctrica en 2005, fue utilizado carbón mineral, 40,3% del total generado, gas natural con 19,7%, energía hidráulica con 16,0%, nuclear con 15,2%, derivados de petróleo con 6,6%, y otras fuentes con 2,2%). La cantidad de energía que llega a la tierra proveniente del sol y que vuelve al espacio después de transformada es inmensa. Cada una de las tres formas que la energía solar asume en su acción sobre la tierra — la energía hidráulica, la eólica, y la de la fotosíntesis — tiene un valor mayor que el stock de petróleo acumulado. Sin embargo, ningún recurso energético contribuye más que éste para hacer girar la producción capitalista. Para que otras formas de energía desempeñasen ese papel sería necesario mejorar las condiciones técnicas de su apropiación, para que éstas usen menos capital y menos trabajo vivo.

El debate sobre la transición energética ha sido provocado por la discusión sobre el cambio climático, o sea, por los desastres ambientales y la catástrofe ecológica, y por la perspectiva de agotamiento de las reservas de petróleo, ya que el ritmo de descubrimientos de nuevos yacimientos no es suficiente comparado con el crecimiento del consumo. La anarquía de la producción capitalista conduce al sistema hacia un agujero negro. Cuando se observa la estructura social de producción, la persistencia del desarrollo urbano industrial, surgido de las revoluciones industriales, definitivamente se encuentra ligado al petróleo; a pesar de que existen dos razones que justifican la necesidad de una transición energética hacia nuevas fuentes renovables. La primera es el propio agotamiento del petróleo, y la segunda es la necesidad de enfrentar el cambio climático.

Los recursos de petróleo convencionales están agotándose en razón de la tasa actual de consumo, próxima a 85 millones de barriles de petróleo por día.  Esto significa que los dos billones de barriles remanentes de recursos conocidos de petróleo se agotarían en las próximas tres o cuatro décadas, dado que el consumo y la producción están aumentando, a pesar del cambio climático y de las tentativas de buscar nuevas fuentes de energía que permitan sustituir al petróleo. La solución simultánea de los dos problemas exigiria también una enorme inversión en ciencia y tecnología, para atenuar los impactos que esta sustitución tendría en la estructura de producción y de consumo, al implementar un cambio en los patrones de consumo social, con menor uso del automóvil como medio de transporte individual; un cambio de conducta social.

La bancarrota capitalista acentúa la depredación de la naturaleza y la destrucción del medio ambiente. La búsqueda de recomposición de la tasa de beneficio agrava las tendencias hacia la degradación y destrucción de los recursos naturales. Se, sob o capitalismo, o meio natural sempre foi considerado como um recurso cujo uso e abuso estava a serviço da valorização do capital, as épocas de crise, e mais ainda, uma crise de envergadura planetária como a atual, acentuam seu caráter parasitário. Existem setores que se proclamam ambientalistas e promovem uma involução a formas de produção atrasadas e ultrapassadas, com o argumento que desse modo preservam o meio ambiente, em momentos em que a própria bancarrota capitalista paralisa a produção, com fábricas inativas e milhões de trabalhadores que foram incorporados compulsivamente às filas dos desempregados. Esta abordagem conservadora expressa o pessimismo que se estendeu entre amplos setores que formaram parte em seu momento dos movimentos antiglobalizadores frente à crise capitalista. Não é o desenvolvimento das forças produtivas a causa da depredação ambiental e o desastre ecológico, senão seu uso e distorção no quadro das relações sociais de produção capitalistas historicamente esgotadas. Não são capazes de ver na crise capitalista a oportunidade e a perspectiva da revolução social e com ela a possibilidade de um desenvolvimento harmônico das forças produtivas e de uma reorganização da economia mundial sobre novas bases sociais de acordo com as necessidades da vida social e não dos lucros de um punhado de magnatas.

Compañías Estatales y Carteles Privados

La cuestión del control de las fuentes principales de producción y de las rutas de distribución de petróleo y gas ha sido un componente central de las recientes guerras imperialistas (Irak, Afganistán) y de la agudización de la crisis mundial ¿Dónde se encuentran las reservas principales del petróleo mundial? En tres fronteras estratégicas: en Asia Central; en África (en países como Nigeria y Sudán), y ahora en el área conocida como pré-sal brasileño.

La intervención estatal como forma de apropiación de parte de la renta extra (diferencial) creada por el petróleo es relativamente reciente, pero la intervención estatal en la economía petrolera es más antigua, con la creación, por ejemplo, de la YPF (Argentina): los antecedentes de YPF se encuentran en el descubrimiento de petróleo en la zona de la ciudad de Comodoro Rivadavia, en el año 1902. Posteriormente se creó la Dirección General de Explotación del Petróleo, con el objetivo de regular la actividad de las compañías extranjeras que comenzaban a establecerse en el país. La empresa estatal fue creada en 1922, hacia el final del gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, y fue dirigida en sus primeros años por el general Enrique Mosconi, que ocupó el puesto entre 1922 y 1930. Durante su mandato de ocho años, triplicó la producción de petróleo, de 348.888 en 1922, a 872.171 metros cúbicos en 1929. YPF fue la primera petrolera estatal integrada verticalmente en todo el mundo, excluyendo a la URSS.

Em 1938 se produjo, en México, la creación de la empresa estatal Pemex, después de la nacionalización de las compañías petroleras inglesas por el gobierno nacionalista de Lázaro Cárdenas. En Argentina, el 29 de diciembre de 1949, se terminó de construir el gasoducto que transportaba gas de Comodoro Rivadavia hacia Buenos Aires: con una longitud de 1.600 km, era el primero en Sudamérica y el más largo del mundo. Pero como no se habían terminado de construir las válvulas y las terminales, este gasoducto fue incapaz de transportar gas a los hogares. Años después, con la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1960, se planteó en la arena política (y militar) mundial el problema de la apropiación de la renta petrolera, como ocurriría con los choques y grandes variaciones de los precios del petróleo entre 1973 (Guerra de Yom Kippur) y 1979 (revolución iraní).

A 14 de setembro de 1960 os cinco principais produtores de petróleo (Arábia Saudita, Irã, Iraque, Kuwait e Venezuela) fundaram, em Bagdá, a Organização dos Países Exportadores de Petróleo (OPEP). A criação da OPEP foi um movimento reivindicativo em reação a uma política de achatamento de preços praticada pelo cartel das grandes empresas petroleiras ocidentais, as chamadas «sete irmãs» (Standard Oil, Royal Dutch Shell, Mobil, Gulf, BP e Standard Oil da Califórnia).

Mudanças na estrutura do mercado internacional do petróleo começaram a emergir após a Segunda Guerra Mundial. O petróleo estava se tornando a fonte primária de energia dos países desenvolvidos, inclusive Europa Ocidental e o Japão, todos importadores absolutos. Em 1950, também os Estados Unidos se tornaram importadores líquidos de petróleo, já que seu consumo superou sua produção doméstica. O crescente sucesso do petróleo no mercado internacional, e o nacionalismo em expansão dos países anfitriões (aqueles com reservas petrolíferas), produziram modificações nos acordos de concessão para exploração, gerando um novo princípio de distribuição, “meio a meio”, em termos de royalties e impostos, entre as empresas e seus respectivos anfitriões.

Todavia, ainda nos anos 1950 e parte dos anos 1960, as grandes empresas controlavam o mercado e mantinham os preços atrativos o suficiente para desencorajar o desenvolvimento de outras formas de energia. Os países europeus estabeleceram um imposto sobre o petróleo para proteger a indústria carvoeira local contra os preços baixos do petróleo. Nos Estados Unidos, onde a produção e os preços do petróleo eram mais caros do que os internacionais, as empresas locais obtiveram apoio e proteção do governo para sobreviverem.

Novas empresas, contudo, conseguiram adentrar o mercado, obtendo concessões na Argélia, na Líbia e na Nigéria. Em 1952, as “sete irmãs” produziam 90% do petróleo cru fora dos Estados Unidos e do “bloco socialista”; em 1968, esse percentual foi reduzido para 75%. Elas passaram a perder controle sobre os preços internacionais por não conseguirem restringir a oferta. Em 1958, os Estados Unidos estabeleceram quotas, por razões de segurança nacional, para proteger e garantir a sobrevivência da produção doméstica face ao petróleo importado mais barato. Tais quotas isolaram os Estados Unidos da absorção de novos suprimentos, levando, em 1959-60, as empresas internacionais a reduzirem os posted prices (preços usados para calcular impostos), o que gerou desgosto nos países anfitriões ao reduzir suas receitas. Tal decisão engendrou o início da cooperação dos países produtores, que resultou na criação da OPEP.

Em janeiro de 1961, a carta da OPEP, adotada na conferência de Caracas, definiu os três objetivos da organização: aumentar a receita dos países membros, a fim de promover o desenvolvimento; assegurar um aumento gradativo do controle sobre a produção de petróleo, ocupando o espaço das multinacionais, e unificar as políticas de produção. A OPEP aumentou os royalties pagos pelas transnacionais, alterando a base de cálculo das mesmas, e as onerou com um imposto. A política interna estadunidense de prevenção do excesso de oferta, levada a efeito através da limitação de sua produção e do estabelecimento de quotas compulsórias, estabelecidas a partir do final da década de 1950 sobre petróleo importado, foi largamente responsável pela criação da OPEP, que se deu como resposta à tentativa americana de transferir o fardo do ajuste de preços para o resto do mundo. A Venezuela, já grande produtora de petróleo, foi particularmente atingida pelas restrições estadunidenses, e tornou-se crucial na criação da OPEP que, em sua primeira década, foi expandida de cinco para treze membros, englobando a produção de 85% do petróleo exportado no mundo.

Em janeiro de 1968, após a Guerra dos Seis Dias (junho de 1967) entre Israel e os países árabes, num contexto de déficit de oferta, a OPEP conseguiu um acordo com as companhias ocidentais, eliminando o desconto sobre o preço de venda. No fim da década, o barril já valia US$ 1,80. A partir da década de 1970 a OPEP se tornou uma ferramenta particularmente eficiente para os países produtores. Seguindo a liderança da Líbia, que, sob o governo de Khaddafi, a partir de 1969, exigiu aumentos nos posted prices e nos impostos sobre o petróleo (ameaçando nacionalização da produção caso não fosse atendida pelas empresas produtoras), outros membros da OPEP enveredaram pelo mesmo caminho.

Uma conferência sobre nacionalização, requerida pela OPEP, congregou empresas internacionais e produziu um acordo de aumento gradual da propriedade dos anfitriões sobre a produção até a marca de 51%, a ser atingida em 1982. Contudo, acordos adicionais foram impedidos pela resposta (aumento dos preços do petróleo) dos países da Organização de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPAEP) à guerra árabe-israelense, motivada pelo expansionismo do Estado sionista,  em outubro de 1973 (a chamada guerra do Yom Kippur, Dia do Perdão), os que foram seguidos pelos outros membros da OPEP. Os anos 1970 produziriam, nesse quadro de crise e guerra, a transferência gradual do controle sobre a produção de petróleo das “sete irmãs” para a OPEP.

Em 1971-1972, a OPEP, que já detinha na época dois terços das exportações mundiais de óleo bruto, iniciou o processo de nacionalizações. Finalmente, em outubro de 1973, aconteceu a primeira “crise de petróleo”. Durante a guerra do Yom Kippur, a OPEP aumentou o preço do óleo entre 70% e 100%. Os produtores árabes declararam um embargo aos países considerados favoráveis a Israel (Estados Unidos e Holanda, basicamente). O preço do óleo aumentou 400% em cinco meses (até março de 1974), com um novo aumento de 100% na conferência de Teerã em 23 de dezembro desse ano. Em novembro de 1973, o presidente norte-americano Richard Nixon anunciou o Projeto Independência, para tornar os Estados Unidos auto-suficientes em energia. Na época, os EUA importavam um terço das suas necessidades de petróleo. Hoje, importam muito mais…

La “Crisis del Petróleo”

No mesmo ano de 1973, o Xá do Irã, retomando o velho projeto de Mossadegh (ex primeiro ministro destituido por um golpe orquestrado pela CIA, que deu poderes totais ao próprio Xá), expropriou as companhias estrangeiras e concedeu à NIOC (National Iranian Petroleum Company), companhia estatal, o total controle da indústria do petróleo. O Irã já era o quarto produtor mundial de óleo cru, e o segundo exportador. Evidenciando a nova força política dos países petroleiros, em março de 1975 aconteceu o primeiro encontro dos chefes de Estado dos países membros da OPEP, em Argel. No Irã, a crise do petróleo provocou uma terrível inflação no país, levando ao desemprego mais de um milhão de pessoas.

A partir de 1973, como reação da OPEP aos países que apoiaram Israel na guerra do Yom Kippur, o preço do barril foi aumentado. Já anteriormente, durante a Guerra dos Seis Dias (1967), alguns exportadores árabes tentaram impor um embargo, que fracassou porque havia muita capacidade ociosa de produção da qual se poderia lançar mão. Mas, em 1973, o mercado mundial tinha mudado; todos os poços do mundo produziam a plena capacidade, por causa do aquecimento da demanda. Os Estados Unidos tinham se tornado o maior importador mundial. E, dessa vez, não havia onde buscar petróleo extra. O embargo criou pânico global. Compradores competiam furiosamente para obter o que conseguissem, o que empurrou ainda mais os preços para cima. Nos Estados Unidos, a gravidade da situação só foi plenamente compreendida pelos consumidores nas irritantes filas de abastecimento – longas esperas para obter quantidades limitadas de gasolina (na verdade, as filas foram resultado dos controles do governo que impediam a flexibilidade e acentuaram a escassez no mercado).

Depois da guerra de 1973, sob influência dos EUA, da União Soviética e das Nações Unidas, foram feitos acordos de paz em 1973, 1974 e 1975, que mantiveram os territórios conquistados anteriormente por Israel sem nenhuma mudança. A reação dos paises árabes foi o aumento do preço do petróleo. Após os estadunidenses terem apoiado Israel na guerra, a Organização dos Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPAEP) decidiu estabelecer um embargo sobre os Estados Unidos (e a Holanda), o que culminou, em 1974, com a criação, a partir da Organização para a Cooperação Econômica e o Desenvolvimento (OCDE), da Agência Internacional de Energia (AIE), com sede em Paris. Sua criação foi uma resposta coletiva dos países importadores de petróleo (imperialistas) às medidas da OPAEP. O embargo teve maior impacto nos Estados Unidos, onde culminou com a dissolução das restrições americanas ao petróleo estrangeiro, não muito posterior à transformação dos EUA em importador líquido de petróleo. Ele induziu, também, a criação de reservas estratégicas de petróleo nos Estados Unidos e alhures, com o objetivo de se criar uma proteção contra choques internacionais na oferta e nos preços do petróleo.

Essa crise foi responsabilizada pela crise econômica geral deflagrada pela inflação mundial de 1974. A crise, porém, já estava presente na economia capitalista mundial (nos EUA em primeiro lugar) desde finais da década de 1960. O aumento de preço do petróleo em quatro vezes pela reação dos países da OPEP só foi um fator adicional. A crise deve ser entendida como do modo de produção capitalista, uma de suas periódicas crises de superprodução. O aumento do preço do petróleo não representou mais do que 2% no processo inflacionário para os países centrais. A inflação foi alimentada pelo efeito cumulativo de mais de três decênios. Foi amplificada pela especulação desenfreada dos anos 1972/73 com o ouro, os terrenos, as construções, os diamantes, as jóias e as obras de arte e, sobretudo, as matérias-primas, isto é, todos os “valores-refúgio”, que são tanto mais apreciados quanto mais o papel-moeda se deprecia. Ela foi reforçada pela prática dos “preços administrados” impostos pelos monopólios. E acentuada pelos gastos militares colossais, que não pararam de aumentar desde inícios da década de 1950. Em agosto de 1971, antecipando a crise declarada, o governo de Richard Nixon declarou a não-conversibilidade do dólar.

Por outro lado, a idéia de que a crise do petróleo tenha provocado deflação, devido a cortes na produção e na demanda, provocados pela saída de capitais dos países centrais para a OPEP, também é falsa. Estes capitais não ficaram entesourados nos cofres dos países árabes, ao contrário, eles voltaram, sob a forma de “petrodólares”, para os países centrais. Como a maioria dos países da OPEP eram países subdesenvolvidos, estes recursos excedentes oriundos do aumento do preço do petróleo, passaram a ser utilizados para financiar seus planos de desenvolvimento. Contratando obras, produtos e serviços dos países desenvolvidos, os petrodólares realimentaram as economias destes países acentuando a tendência inflacionária geral pela alta dos custos e pelo aumento de liquidez.

A imensa acumulação de capital dos países árabes, prevista pelo Banco Mundial, não se concretizou. A previsão de 650 bilhões de dólares em reservas foi revista em 1978, quando as reservas de câmbio desses países estavam em 280 bilhões. Os grandes gastos no “desenvolvimento”, nesses países, fizeram que eles se tornassem logo deficitários no seu balanço de pagamentos. A importação de máquinas e fábricas prontas pelos países da OPEP foi vista por muitos como o motor de uma nova fase de expansão do capitalismo, o que não se confirmou porque, entre outras coisas, a dinâmica dos preços é incerta; os países desenvolvidos buscavam uma progressiva substituição de energia, o que lhes tornaria menos dependentes da OPEP e diminuiria o poder de pressão da organização dos países árabes; além do que, a industrialização não se concretizou nos países árabes, devido à monumental concentração de renda neles, e a pobreza da maioria da população, que contribui para o raquitismo do mercado interno. O nacionalismo burguês-clerical-monárquico tocou ai seus limites.

Na recessão de 1974/75 os países do cartel multi-estatal do petróleo conseguiram se manter relativamente estáveis, ao contrário dos demais países do “Terceiro Mundo” que mergulharam em profunda crise. Esta manutenção se deveu fundamentalmente à diminuição da produção do petróleo para a manutenção do preço internacional, volume que foi controlado de perto pela OPEP. Apesar da diminuição da produção, estes países mantiveram assim uma renda nacional alta que foi empregada em grandes importações. Estas grandes somas foram controladas pelos governos dos Estados membros da OPEP.

Renta Diferencial

A origem desses capitais excedentes é a exploração de petróleo, mineral, fonte de energia, encontrado de forma bruta na natureza. Os proprietários destas jazidas são os Estados onde o mineral é encontrado: o que é pago ao dono da terra / jazida, não deixa de ser uma renda fundiária, nos termos assim definidos por Marx em O Capital: “O capitalista arrendatário paga ao proprietário das terras, ao dono do solo que explora, em prazos fixados, digamos, por ano, quantia contratualmente estipulada (como o prestatário do capital-dinheiro paga determinado juro) pelo consentimento de empregar seu capital nesse ramo especial de produção. Chama-se esta quantia de renda fundiária, e tanto faz que seja paga por terra lavradia, ou por terreno de construção, mina, pesca, floresta, etc”.  Os exploradores diretos das minas de petróleo, na maioria dos casos, não eram os Estados proprietários, e sim as grandes companhias multinacionais exploradoras de petróleo, que tinham sua tecnologia contratada pelos Estados membros da OPEP, ou a eles pagavam renda pela exploração das jazidas. A mudança na relação do capital com a propriedade agrária em nível internacional pode ser a explicação para a crise do petróleo de 1973.

Nas esferas de produção que dependem diretamente da natureza, a lei do valor (o valor da mercadoria equivale ao tempo de trabalho socialmente necessário para sua produção) atua de maneira modificada. Na produção capitalista de mercadorias o aumento da produtividade do trabalho pode fazer os preços baixarem através da concorrência. Nos ramos da produção que dependem diretamente da natureza, a lei atua modificada já que aqueles dependem mais das condições naturais que da atividade do homem. Na esfera da produção energética as principais mercadorias são o petróleo e o carvão. A produtividade do trabalho na extração do petróleo é maior do que na extração do carvão, cujas minas são cada vez mais difíceis de explorar. Sendo menos rentável, o carvão deveria ser eliminado, pela concorrência, pelo petróleo, o que não ocorreu.

Historicamente a produção de carvão é anterior à do petróleo, e a tecnologia utilizada em sua exploração é mais simples. Contudo, os EUA passaram a extrair petróleo a um preço individual de produção mais baixo que o carvão e, com a crescente necessidade de energia, buscaram-se novas fontes, descobrindo-se as enormes reservas da Venezuela e do Oriente Médio, que tinham condições naturais muito melhores que as dos EUA. Nos anos sessenta a produção de petróleo superou a de carvão. O carvão deveria ser totalmente suprimido pelo petróleo. Isto não ocorreu, em primeiro lugar, porque no setor de energia a produtividade do trabalho mais elevada não pode ser generalizada, isto devido ao fato de estar ligada a uma base natural, que são os poços, e estes não se reproduzem à vontade. Em segundo lugar devido a que os EUA, Alemanha, Grã-Bretanha e França, protegem suas fontes naturais de energia intervindo no processo de formação do valor. Estes países adotaram medidas para evitar a dependência do petróleo importado, como a restrição das importações, a subvenção à produção nacional e a introdução de impostos à importação, que foram incorporados ao preço do petróleo importado.

O preço se forma a partir da fonte menos rentável, que é o carvão europeu, de forma que sua exploração proporcione lucro. A fonte mais rentável, que é o petróleo médio- oriental, não chega ao mercado consumidor pelo seu verdadeiro valor devido aos acréscimos que sofre com a carga de impostos. O petróleo dos EUA, por sua vez, atinge um lucro médio maior do que o carvão europeu. Não eram os países produtores os que mais ganhavam com a produção de petróleo. O preço individual fixado no Golfo Pérsico oscilava, entre 1953 e 1973, entre $ 1,60 e $ 2,75 o barril; com os impostos, porém, ia para $ 10,00 no mercado mundial. A criação da OPEP iniciou um novo confronto: a crise resultante, na verdade, era uma luta por uma nova repartição da renda agrária. Formada pelas classes dominantes dos países exportadores de petróleo, a OPEP elevou o preço do petróleo bruto, impondo limites à concorrência entre os países produtores, com a formação de um cartel. Os países capitalistas desenvolvidos não ficaram reféns da OPEP, buscaram e pesquisaram novas fontes de energia, entre elas a atômica, a solar, e a produção do petróleo sintético, além de pesquisas em outras regiões do mundo em busca de novas jazidas de petróleo. Os países subdesenvolvidos também procuraram saída, entre elas o Programa do Pro Álcool no Brasil.

A disputa internacional em torno do preço do petróleo foi uma luta pela apropriação da renda diferencial (aquela originada nas diferenças naturais de fertilidade, ou riqueza, do meio natural). Comportou também uma disputa inter-monopolista pois, a escala mundial, a “fatura petroleira” devia ser paga, em primeiro lugar, pelos paises e empresas grandes consumidoras de energia que dependiam das importações (a maioria dos paises europeus e o Japão), o que fortalecia à burguesia norte-americana diante deles e, dentro dos  EUA, pelo setor empresarial que se encontrava na mesma situação. O “choque do petróleo” inscreveu-se, portanto, dentro do acirramento das disputas entre os monopólios e os paises capitalistas centrais, provocado, porém, por uma crise pré-existente. As grandes refinadoras e distribuidoras de petróleo (as “sete irmãs”) foram, em graus diversos, as máximas beneficiadas pelo aumento da “fatura petroleira”.

Os estados da OPEP, possuindo certa autonomia devido à propriedade dos poços de petróleo, continuam sendo dependentes e oprimidos pelo imperialismo capitalista, pois são países “subdesenvolvidos”, não possuem autonomia tecnológica, nem financeira. Tem sua riqueza na propriedade do subsolo, mas devem vender a energia, como paises dependentes do mercado internacional. A explicação da crise econômica mundial pela “crise do petróleo” foi uma tentativa ideológica de ocultar as verdadeiras raízes daquela crise, situadas nas leis da acumulação capitalista, que conduzem à sobreprodução de mercadorias e sobreacumulação de capitais, operando em escala mundial.

Petrobras: del Nacionalismo a la Entrega

En Brasil, el ciclo nacionalista (“varguista”) entre las décadas de 1940 y 1950, incidió en la formación del monopolio estatal del petróleo y en la creación de la empresa Petrobras, en medio de una campaña que se conoció como “el petróleo es nuestro”, y también en la conformación de la empresa eléctrica Eletrobrás, la Telebrás, el Banco Nacional de Desarrollo Económico (BNDE),  la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN). La creación de una industria de base (energía, acero, financiamiento de carreteras y transportes) obedecía al objetivo de buscar una asociación privilegiada con el capital extranjero, favoreciendo sus inversiones en sectores más inmediatamente rentables (montadoras automovilísticas).

La producción nacional de petróleo resultaba insuficiente para la época, sólo cubría 1.6% del consumo total: se tomó la decisión de ampliar el sector de refinación existente, a fin de reducir los costos de las importaciones de los derivados de petróleo. La empresa estatal brasileña  pasó a desarrollar actividades fuera de Brasil y descubrió, en esta fase, el mayor campo petrolífero de Irak, llamado Majnoon (“el loco”) dada su dimensión, campo que fue nacionalizado por Irak.

Con la crisis económica mundial, Petrobras fue comisionada a una nueva misión, lograr la autosuficiencia petrolera al aminorar la dependencia energética, realizando trabajos de exploración en tierra, pero también en su área marítima. En 1968 se iniciaron las primeras actividades de prospección offshore (costa afuera), en el recién-descubierto campo de Guaricema, Sergipe. Más tarde, en 1974 se descubrió la cuenca Campos que es, hasta el momento, la mayor productora de hidrocarburos en Brasil. El área inicial fue Garoupa, seguida por los campos gigantes de Marlin, Alacora, Barracuda y Roncador.  Precisamente fue en esta fase que se desarrolló la tecnología de exploración en aguas profundas y ultra profundas. Progresivamente, la exploración en láminas de agua de pocas decenas de metros pasó a medirse en centenas y, posteriormente a 1.000, 2.000 y hasta 3.000 metros de profundidad. De esta forma Brasil alcanzó estándares de autosuficiencia, en momentos en que el precio del petróleo superó los 100 dólares por barril.

En la década de 1990, el gobierno de Collor de Melo y, más tarde, el de Fernando Henrique Cardoso (FHC), comenzó la privatización de varios sectores como el de las telecomunicaciones, parte del sector eléctrico, y en el caso del petróleo, la venta de gran parte de las acciones de Petrobras, incluida la tentativa de cambiar su nombre para Petrobrax, buscando su completa privatización a través de la “internacionalización”.[3] También se crearon las agencias de regulación de esos servicios, Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles-ANP; la Agencia Nacional de Energía Eléctrica-ANEEL; la Agencia Nacional de Telecomunicaciones-ANATEL, para garantizar la rentabilidad de las inversiones, para atraer el capital internacional. En el inicio del gobierno de Lula (2003), a pesar de las privatizaciones, gran parte del sector eléctrico, más de 80% de la generación, estaba todavía en manos del Estado. En el programa del PT, lo que se proponía era que las empresas vendieran la energía a un precio apenas un poco abajo del valor del mercado, y la diferencia entre ese precio y el costo más bajo de la generación se destinara a un fondo social. En el área de petróleo, donde se tenía todavía el control de Petrobras, se propuso cambiar el sistema de concesión de petróleo, creado bajo el gobierno de FHC.

Nada de eso se hizo. En el sector eléctrico, un proceso de discriminación de las empresas estatales llevó al mercado de energía, con precios extremamente favorecidos para los grandes consumidores (capitalistas), a un crecimiento extraordinario de cerca de 25% del consumo total de energía del país, lo que permitió la apropiación del excedente por un grupo restringido de empresas. En el caso del petróleo, en éste se mantuvo intacto el sistema de concesiones, a pesar de las amplias propuestas presentadas por políticos, juristas, profesionales de Petrobras y sindicalistas, quienes protestaron en todas las rondas de licitación de los bloques de petróleo promovidas por la ANP bajo el gobierno de Lula.

Así, la discriminación contra Petrobras era clara en la licitación, pues había una cláusula discriminatoria contra la empresa, porque en ésta se limitaba la proporción de bloques que ella podía adquirir. Se sabía también que grandes sectores del gobierno luchaban para mantener las reglas neoliberales, a pesar de varios descubrimientos ya realizados en el área del pré-sal. A pesar del aumento de las presiones para cambiar el régimen de exploración de petróleo se desarrolló el proyecto, en noviembre de 2007, la Novena Ronda de Licitación, los bloques fueron escogidos, anunciados y la licitación mantenida hasta la víspera de su realización. Finalmente, Lula reunió al Consejo Nacional de Política Energética (CNPE) y se retiraron de la licitación los 41 bloques en torno del campo petrolero de Tupi. Sin embargo, se mantuvieron 11 bloques del arco de Cabo Frío, rematados por la OGX, que, sin reacción del gobierno, meses antes había reclutado técnicos de Petrobras, poseedores de informaciones estratégicas y privilegiadas.

Aun así, Petrobras invirtió fuertemente en exploración y producción al interior de Brasil, pero también en el extranjero, suponiendo una tendencia a la valorización definitiva del petróleo en el escenario del preagotamiento, a pesar de las restricciones impuestas por  los escenarios que plantea el cambio climático. La explotación del gas pudo verse como una posibilidad adicional de generar riqueza, ya que cada 150 metros cúbicos de extracción de gas permiten la sustitución de un barril de petróleo, además de facilitar una descarbonización progresiva. El esfuerzo en el segmento de biocombustibles y de otras fuentes renovables, como la eólica y la fotovoltaica, constituirian la base para crear una alternativa del agotamiento final y una respuesta para la descarbonización de la matriz energética. El patrimonio de Petrobras no es simplemente el hecho de descubrir el petróleo, sino también de potencializarlo, desarrollarlo, procesar gas natural y brindar soluciones hacia la transición para otro tipo de energéticos, dentro de la era pos-petróleo, que incluye a los biocombustibles y otras fuentes renovables.

Pré-Sal, Monopólios y Negociados

Petrobras probó un nuevo modelo geológico, desarrollado a lo largo de décadas, que preveía la posibilidad de la existencia de una segunda capa de petróleo, bajo la capa de sal, debajo de la primera. El primer descubrimiento de petróleo pré-sal se presentó en el bloque de Parati, en 2005. Se trató de un primer pozo petrolero con importantes resultados, sin embargo, fue el 1-RJS-628A de Tupi, cuya perforación del pozo pionero comenzó en septiembre de 2005,  el que constituyó la oportunidad para probar el nuevo modelo geológico que mostraba la posibilidad de encontrar petróleo a un nivel más profundo, pré-sal. En mayo de 2007 se logró perforar el pozo de extensión 3-RJS-646. Cuando se descubrió petróleo, se confirmó el enorme potencial del yacimiento, evaluado después entre 4 y 8.000 millones de barriles de petróleo leve, equivalente a uno o dos tercios de todas las reservas brasileñas. Hecho del cual tuvo noticia el gobierno, lo mismo que la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustíveis (ANP), como es obligatorio por ley.

Si bien se trata de una reserva gigante, los geólogos de Petrobras no tienen aún la dimensión exacta de las reservas de petróleo de pré-sal. Tampoco se conoce la extensión de la formación de pré-sal y del petróleo subyacente en la misma, que se estima tener más de 100 millones de años. Puede ser que el área con potencial se extienda después del estado de Espírito Santo, que llegue al estado de Sergipe: la sal gema de aquella región es de la misma naturaleza que las capas que cierran los reservatorios de petróleo descubiertos bajo el mar en Campos y Santos. En una escala de países con las mayores reservas de petróleo, Arabia Saudita está en primer lugar, con 264.000 millones de barriles. Brasil estaba en el puesto 17, con 14.000 millones de barriles. Con los primeros descubrimientos de pré-sal, Brasil pasó a 20.000 millones, y quedó en el lugar nº 12, después de Estados Unidos.

Entre maio e setembro de 2007 perfurou-se o segundo poço, o RJS-646, confirmando a descoberta gigantesca, entre 5 e 8 bilhões de barris de reserva de óleo leve, uma das maiores da história mundial do petróleo. Mais uma vez as autoridades foram alertadas para a relevância estratégica. Afinal, em mais de 50 anos de esforços, até então, a Petrobras havia logrado consolidar cerca de 14 bilhões barris em reservas, além de extrair pouco mais de 5 bilhões de barris. Seguiram-se outras descobertas ainda em 2007, como Caxaréu, Pirambu Carioca, Caramba. Em julho de 2007, com a assessoria estratégica de consultores especiais (houve a consultoria estratégica de um ex-ministro, José Dirceu) foi criada uma nova empresa petrolífera brasileira (a OGX, encabeçada por um capitalista com fortes vínculos com o Planalto, Eike Batista; a petroquímica ficou com o grupo Odebrecht;), mediante o recrutamento de técnicos que atuavam no núcleo estratégico da área de exploração da Petrobras, com acesso a todas as informações privilegiadas, métodos e tecnologias específicas desenvolvidas para o pré-sal. Mesmo com todas estes fatos e evidências, as rodadas de leilão foram mantidas, com blocos configurados a partir das características geofísicas do pós-sal (foram ofertados 3.513 blocos), incluindo blocos no entorno de Tupi e os do Arco do Cabo Frio. Somente no início de novembro de 2007, após muitas manifestações contrárias à Rodada o Governo decidiu retirar 41 blocos. Nenhuma ação para avaliar se que os interesses estratégicos do país foram violados, ou estavam sob ameaça, foi tomada. Os blocos do Arco do Cabo Frio, junto com outros 11, foram adquiridos pela novel empresa, por cerca de 1,3 bilhão de dólares. Entregar de 2,6 a 5,5 bilhões de barris de petróleo e uma hegemonia tecnológica do núcleo da Petrobras ao grupo privado de Eike Batista foi um ataque ao interesse público e nacional, em benefício do grande capital e seus intermediários, e uma negociata de dimensões dantescas.

Em junho de 2008, em oferta pública inicial, foi alienado 38% das ações da OGX por 6,71 bilhões de reais, sinalizando um valor da empresa – cujos ativos relevantes eram a potencialidade dos blocos recém adquiridos e a equipe de técnicos oriundos da Petrobras – superior a 17 bilhões de reais. Até meados de 2010 os sucessivos anúncios de descobertas desta empresa indicavam potenciais reservas entre 2,6 e 5,5 bilhões de barris. Portanto, mesmo sem a conclusão da exploração dos blocos do Arco do Cabo Frio pela novel empresa, o volume de petróleo já era comparável com os 5 bilhões de barris incorporados na Petrobras por valor superior a 74 bilhões de reais. Estes 5 bilhões de barris foram descobertos pela própria Petrobras, como parte das acumulações de petróleo de pré-sal; quase 30% do pré-sal já está em mãos privadas. Y Eike Batista, que paga los ternos de Lula,  ya creó una nueva empresa, con vistas a monopolizar las obras del Mundial 2014 y las Olimpiadas 2016: ¡viva la patria contratista!

Después del descubrimiento anunciado en 2007, a mediados de 2008 el gobierno nombró una Comisión Interministerial (Ministerio de Minas y Energía; Ministerio de Desarrollo Industrial y Comercio Exterior; Casa Civil; Ministerio de Hacienda; y Ministerio de Planeación, Presupuesto y Gestión) para elaborar nuevas leyes para el sector, relativas a la  producción de petróleo y gas en el área de Pré-Sal.  En agosto de 2009 la Comisión dio a conocer cuatro proyectos de ley para reformar la legislación del sector petróleo: el Proyecto de Ley de la Cámara -PLC-309/09, que crearía la Empresa Brasileña de Administración de Petróleo y Gas Natural S. A. —Petro-Sal—; el PLC 7/10, que crea el Fundo Social —FS—; el PLC 8/10, que establece reglas para la capitalización de Petrobras; y el PLC 16/10, que establece nuevos criterios para la distribución de los royalties del petróleo y crea el régimen de producción compartida. En los cuatro proyectos de ley, el gobierno prácticamente acogió todas las sugerencias de los “movimientos sociales”, pero dejó todo abierto para luego no ejecutar ninguna de ellas. Las nuevas leyes recolocarían a Petrobras al mando del proceso de exploración, producción y venta de petróleo en el país.

Esos proyectos de ley son tramitados en el Congreso en el régimen de urgencia y con prioridad de votación. El 10 de junio de 2010 fueron aprobados el PLC 7/10 que crea el Fondo Social y el PLC 8/10, que autoriza la capitalización de Petrobras. A pesar de recibir mayoría favorable, el PLC 7/10 retornará para análisis de la Cámara dado que el texto aprobado incluyó, por petición de uno de los senadores, la propuesta del PLC 16/10 sobre la adopción del régimen de producción compartida para la exploración del petróleo de pré-sal. La explicación de juntar el PLC 7/10 y el PLC 16/10 fue considerar que el Fondo Social es parte integrante del régimen de producción compartida, ya que la mayor parte de sus recursos sería proveniente de los ingresos recibidos por la comercialización del petróleo, propiedad del Gobierno Federal. Otra de las medidas votadas y aprobadas fue la enmienda que distribuye los royalties del petróleo entre todos los estados y municipios, y que a su vez establece que el Gobierno Federal compensará a los estados productores —Rio de Janeiro y Espírito Santo— por la pérdida de recursos.

Las nuevas licitaciones significan grandes negocios. El afán de las grandes petroleras internacionales en tomar parte del derecho de las grandes reservas de petróleo es visible.[4] Es fácil comprenderlo: sus reservas son una fracción mínima comparada con las de 1960, cuando “mandaban en el mundo”. Lo elemental seria hacer una evaluación más precisa del petróleo que todavía no ha sido licitado, con la contratación de Petrobras para concluir el proceso exploratorio, conocer las acumulaciones, sus límites, desarrollar un plano de evaluación y, posteriormente, la producción. Así, se sabrá con certeza si hay 80.000, 100.000, 200.000 o más millones de barriles. Sólo así se podrá  planear la producción. No se puede definir un plan de producción para el petróleo de pré-sal sin conocer esa reserva de forma precisa. Y ésto plantea un segundo problema: Brasil es de los países que menos invierte en investigación mineral, en relación al tamaño de su territorio (siendo ampliamente superado hasta por países como Chile y Perú).

Las formas básicas actuales de operar la industria del petróleo son el monopolio público operado por empresa estatal o la contratación para la prestación de servicios,[5] la producción compartida,[6] y la concesión de áreas.[7] El monopolio público ejercido por la operadora estatal es el régimen adoptado por Arabia Saudita y por todos los otros países con grandes reservas, como Irán y Venezuela. Cuando es necesario subcontratan la prestación de servicios, y raramente la producción compartida. Los regímenes de producción compartida y el de concesiones fueron dominantes en la década de 1960, cuando las grandes multinacionales del petróleo, las llamadas siete hermanas —Shell, Esso, British Petroleum y otras— tenían cerca de 90% de las reservas mundiales.[8] Actualmente, las mayores del petróleo son las compañías nacionales: 1) Saudi aramco; 2) Gazprom, rusa; 3) cnpc, china; 4) nioc, iraniana; 5) pdvsa, venezolana; 6) Petrobras, brasileña, y 7) Petronas, Malasia. Pero no llegan al valor de mercado de la ExxonMobil. Con el pre-sal, Brasil pasaria al octavo lugar mundial en reservas de petróleo (todavía bastante abajo de Arabia Saudita y Venezuela, los dos mayores “reservistas”).

Que las grandes petroleras tengan la capacidad de “apretar” al Estado brasileño se debe a los problemas de éste, agravados por la crsis económica mundial. El déficit en cuenta corriente del país tuvo un récord histórico en 2010 (casi 50 mil millones de dólares, contra 28 mil millones de dólares en 2008, el “año de la crisis”), la deuda externa creció casi 14% en el primer semestre (volviendo a los niveles “pre-Lula” del año 2000), durante el cual la fuga (oficial) de capitales superó los 15 mil millones de dólares (mucho más que lo invertido en los conocidos “programas sociales” brasileños), la recaudación experimentó un forte retroceso. Las famosas reservas cambiales cuestan mucho, pues implican la ampliación de la deuda pública interna para su compra y manutención, con un costo de 12% anuales para un monto de 270 mil millones de dólares. La deuda pública no paró de crecer desde el gobierno de FHC, y ya alcanzó la friolera de R$ 2,2 billones (casi 1,5 billones de dólares). Contrariamente a la leyenda difundida por el gobierno brasileño, la crsis de 2008 golpeó en lleno a la economia brasileña. La Petrobras, con una deuda superior R$ 100 mil millones (R$ 100,329 mil millones en 2009, 55% superior a la deuda registrada en 2008), alcanzó el límite de sus posibilidades de  endeudamiento. Los bancos JP Morgan y UBS indicaron la baja del precio de las acciones de la Petrobras en la Bolsa de Nueva York: en los dos primeros dias después de ese anuncio, las acciones de la compañía cayeron 7,5%. La tasa de apalancamiento (relación entre deuda y patromonio líquido) de la (pseudo) estatal llegó a 31%, la más grande desde 2004, cuando el petróleo oscilaba en torno de US$ 50 por barril (si llegase a 35%, perderia el investment grade de las clasificadoras de riesgo internacionales). 36% de la deuda de la Petrobras es con el BNDES (banco estatal).

Frente a la perspectiva de un descalabro económico, el programa (o mejor, el expediente) de la burguesía brasileña es el mismo del gobierno Lula (y por eso prefirió no cambiarlo, en las elecciones de 2010). La Petrobras anunció la emisión de 3,7 mil millones de acciones, para levantar 75 mil millones de dólares (R$ 127,4 mil millones), para explotar los yacimientos oceánicos de la camada “pre-sal” (calculados en 100 mil millones de barriles), con privilegio (80%) para los actuales accionistas (40% el Estado, 60% el sector privado: el principal es el fondo de inversión norteamericano BlackRock), y 80% del 20% restante para los “grandes inversores”. La más grande operación de “apertura de capital” realizada hasta el presente (del Agricultural Bank of China) levantó 22 mil millones de dólares, menos de un tercio de la capitalización de la Petrobras. Se avanza en la enajenación de los recursos naturales y energéticos, apostando en su valorización in aeternum para contornar la sombra de un default potencialmente catastrófico.

Capitalización y Burbuja Financiera

Finalmente, Petrobras realizó una emisión de acciones por 67 mil millones de dólares, lo cual llevó el valor de su capital a 220 mil millones, apenas por debajo de la que ocupa el primer lugar en el ranking internacional, la norteamericana Exxon. Formalmente, la participación extranjera cayó de 38% para 26% de las acciones, con la participación del Estado llegando a 48%. Esta suscripción de capital convirtió a la Bolsa de São Paulo (Bovespa) en la segunda más transada del mundo, detrás de la Hong Kong. Lula, que se hizo presente en la subasta de las acciones, se felicitó delante de los inversores por haberse convertido de un cuco del capitalismo en “el honrado partícipe del momento más auspicioso del capitalismo mundial”. Los valores morales del presidente brasileño han ido retrocediendo a medida que el valor bursátil de las empresas ha ido subiendo. La valorización de las acciones de Petrobras depende de la evolución de su capacidad de producción, de su tasa de nuevos descubrimientos y de su capacidad de convertir estos factores en los beneficios futuros. Pero depende crucialmente de cuan obediente es Petrobras a las reglas del mercado financiero, y en qué medida el gobierno brasileño se mantenga fiel a ellas.

¿Significa esta operación de Petrobras que Brasil marcha a velocidad de crucero a integrarse a las llamadas economías desarrolladas? Es lo que cree la presidente electa, Dilma Roussef, que dijo al Financial Times que “el petróleo es el pasaporte de su país para alcanzar un status mundial”. Aunque la operación refuerza, en realidad, la condición de Brasil como exportador de materias primas, el gobierno brasileño ha prometido que las inversiones físicas que deberá realizar la petrolera serán encargadas a la industria nacional, o sea que es presentada como un aspecto de la industrialización. El contraste, al menos, con lo ocurrido con la argentina YPF, que había logrado el autoabastecimiento energético cuando Petrobras todavía debía importar el 90% del combustible, es abismal.

Bien mirado, sin embargo, la capitalización de Petrobras representa, antes que nada, una renuncia de Brasil al ejercicio soberano de sus nuevos descubrimientos petroleros, más allá de una barrera de sal que se encuentra a dos mil metros de profundidad. Hace dos años, Lula había asegurado que las nuevas reservas iban a dar lugar a la creación de una empresa exclusivamente estatal, que se haría cargo de licitar los permisos de explotación a cambio de una regalía. En cambio, Brasil entregó esas reservas a Petrobras a cambio de nuevas acciones en la compañía. El resultado es que el estado brasileño aumentó su participación en Petrobras al 48% – el 52% restante está en manos privadas, fundamentalmente fondos de inversión de los Estados Unidos. El estado ha cedido la certificación de las reservas a un grupo con mayoría privada, y el cobro de regalías es suplantado por los dividendos que decida Petrobras sobre las ganancias declaradas. Petrobras queda a cargo de la operación de los yacimientos descubiertos, aunque con una participación exterior de capital que puede llegar al 70%. Petrobras no solamente deberá compartir las ganancias con sus socios sino que estos harán valer esta condición para asegurarse la provisión de los servicios tecnológicos – que son los más rentables del negocio petrolero. Hay que hacer la salvedad, sin embargo, que los servicios tecnológicos de Petrobras se encuentran entre los más reputados del mundo. Sería por eso, elemental que Petrobras concluyese el proceso exploratorio, para conocer las acumulaciones, sus límites, desarrollar un plano de evaluación y, posteriormente, la producción. Así, se sabrá con certeza si hay 80.000, 100.000, 200.000 o más millones de barriles. Conclusión: el estado brasileño ha cedido soberanía a los pulpos privados internacionales y se ha convertido en un cobrador de los dividendos que se dispongan.

Lo que el gobierno de Lula presentó para tratar el petróleo de pré-sal en los cuatro proyectos de ley enviados al Congreso concede al Ejecutivo, en especial al presidente de la República, y a algunos segmentos del gobierno, dependientes de la presidencia de la República, el poder de arbitrar el acceso a la exploración de Pré-Sal. Presentó cuatro proyectos de ley y no sólo uno para dividir el foco del problema y resaltar el papel de coordinador central, que es el Ejecutivo. El primer proyecto es el que establece el régimen de producción compartida. Éste fue relevante en 2002, no lo es más. Ahora, la producción compartida sirve para mantener la sensación de que existe riesgo en el proceso de exploración de pré-sal. Sí el Estado brasileño no sabe administrar ese riesgo, “debería”, por lo tanto, llamar a los especialistas en la administración de riesgo, es decir, al gran capital extranjero. Pero ello está lejos de la verdad a la luz de los reales riesgos de exploración del petróleo. Parece que todo está institucionalizado, con el Consejo Nacional de Política Energética, la nueva empresa (Petro-Sal), la ANP, pero todo está centralizado en el poder del presidente, todos los demás organismos pueden ser dispensados en cualquier momento.

Pocas veces en la historia del país hubo una apropriación de tan elevado impacto económico. Si ascendieran a 100.000 millones de barriles las nuevas reservas, como se supone, éstos serían explotados en 30 años, con ingresos cercanos a 1.000 millones de dólares por día. Petro-Sal “podría” decidir si la Exxon, Mobil, o la OGX, es la que comercializará el petróleo. Esa incertidumbre tiene claramente un propósito. Plantear que existe riesgo, como insiste la revista Veja, abre el espacio para los grandes operadores de riesgo que son los del sistema financiero. El país renuncia a su soberania económica y se mantiene bajo el control del sistema financiero internacional.

las cuentas de petrobras de 2008 (mil millones de reales)

Ingresos 316
Gastos 174
*Materiales consumidos 48
*Energía y servicios 52
*Materiales comprados para reventa 53
*Depreciaciones y amortizaciones 11
*Otros gastos 10
Valor adicionado 142
* Personal (salarios/benef./fgts) 15
* Gobierno (impuest./tasas/contrib.) 85
* Lucros y dividendos, de los cuales 12 billones son del Gobierno Federal 31
* Intereses y arriendos 11

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como las reservas petroleras cedidas por Brasil fueron evaluadas en 42 mil millones de dólares, la ampliación de capital en dinero quedó reducida a 25 mil millones de dólares. El atractivo principal de la operación reposa en las bajas tasas de interés que rigen en el mercado mundial, como parte de la política de rescate de bancos y empresas por parte de los bancos centrales. En el caso de los capitales locales, fueron generosamente subsidiados por el Banco de Desarrollo de Brasil; o sea que no hay capital nuevo, estrictamente, sino un desvío de los capitales públicos o financieros internacionales. Los inversores apuestan a una suba de la cotización de las acciones y, por sobre todo, a la certeza de que el Banco de Desarrollo tiene el dinero suficiente para evitar una caída de ellas. Se trata de una inversión subsidiada y con seguro contra default. Es un capital volátil.

Se trata de una apuesta especulativa a la suba del precio del petróleo, con mayores garantías que las que ofrece un contrato de compra futura del combustible. El costo de extracción de los nuevos pozos se ha estimado en unos 35 dólares el barril, siete veces por encima de un pozo saudita. La rentabilidad de la explotación dependerá de un precio estable del barril por encima de los 100 dólares. La inversión financiera en Petrobras es, sin embargo, muy lucrativa, porque la ampliación de capital reduce el peso de sus deudas con relación al patrimonio, y porque da margen para contraer deudas en forma masiva, lo cual eleva el rendimiento de la acción (que es el capital). Es atractiva también porque supone una tendencia firme a la devaluación del dólar y al consiguiente aumento de los precios de las materias primas, Sin embargo, una suba de tasas de interés (provocada por la devaluación del dólar), o una caída del precio del petróleo (que sería consecuencia de una mayor recesión industrial) pondría a todo este negocio en una situación de bancarrota. La Bolsa de São Paulo ha pasado a ser una super timba. Una fuga de capitales de aquí arrastraría a la economía brasileña al abismo.

Perspectivas

La consecuencia inmediata de la entrada de dinero extranjero para participar de la ampliación del capital de Petrobras, ha sido una mayor valorización de la moneda brasileña, el real. El perjuicio que esto ocasiona al comercio exterior de Brasil es manifiesto, en especial el relacionado con la industria. La valorización del real produce asimismo una valorización de los valores bancarios e inmobiliarios y una acentuación, por lo tanto, de la especulación en estos rubros. El afán de privilegiar a Petrobras frente a sus competidoras extranjeras, ha provocado una acentuación del endeudamiento extranjero de Brasil y de la especulación financiera. Es así que el ministro de Economía de Brasil salió a denunciar “una guerra monetaria” contra el país, que su propio gobierno ha promovido con esta operación adornada como industrial, pero esencialmente financiera. Sin la devaluación del dólar no habría “guerra monetaria”, pero en tal caso tampoco hubieran reunido el dinero para financiar la ampliación de la petrolera. Lula les ha dejado a los brasileños una bomba de tiempo, que seguramente estallará bajo el gobierno de Dilma Roussef.

Para salir de este impasse, para evitar que Brasil se transforme en una nueva “pordiosera acostada en lecho de oro (negro)”, es necesario estatizar todos los recursos naturales y energéticos del país, y el capital destinado a explotarlos racional y planificadamente. Se trata de una medida elemental de defensa nacional, que excede las posibilidades de la burguesia nacional (asociada menor del gran capital financiero internacional) y de sus agentes pequeño burgueses hoy en el comando del gobierno. Estos sólo atinan a plantear que una parte de los nuevos recursos, oriundos del pre-sal, sea destinada a programas sociales, inclusive a través de una enmienda constitucional. Esto limita el cuadro de la lucha por la soberania nacional al ámbito parlamentario, antro de sobornos de toda especie y de la presión (lobby) de los monopolios privados, nacionales y extranjeros (o WikiLeaks ya reveló una intensa actividad de los pulpos multinacionales para presionar el parlamento y el gobierno brasileños), que ya hacen campaña criticando la “politización de la ANP”..

Sólo un movimiento obrero independiente, encabezado por los propios trabajadores petroleros, podria plantear consecuentemente la lucha nacional por el petróleo y los recursos energéticos, y llevarla adelante a través de su movilización, estableciendo el control obrero de la producción. Es una tarea política continental, no sólo por el tamaño del país, sino porque implica una resistencia antiimperialista que sólo podría tener eficacia y posibilidades de victoria a escala latinoamericana, y porque plantea la integración energética del subcontinente sobre nuevas bases económicas y sociales. La nacionalización completa de los recursos naturales y energéticos, puesta en la agenda política por la crisis capitalista mundial, se plantea a escala continental, como parte de la lucha por la unidad socialista de América Latina.

Ildo Sauer es Profesor Titular del Instituto de Energía Eléctrica (IEE) de la Universidad de San Pablo (USP), ex – Director de Gas y Energía Eléctrica de la Petrobras, en el primer gobierno de Lula.

Jorge Altamira es dirigente del Partido Obrero de Argentina, autor de Teoría Marxista y Estrategia Política, No Fue un Martes Negro Más, entre otros libros, y redactor principal de Prensa Obrera.

Osvaldo Coggiola es Profesor Titular de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP, Miembro Externo del Colegiado de la Facultad de Derecho de Teramo (Italia) y vicepresidente de ANDES-SN (sindicato nacional de profesores universitarios de Brasil)

 

 

Referencias

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[1] La restauración del capitalismo en China supone, en principio, la apertura de una enorme posibilidad al capital mundial; sin embargo, hasta ahora ha acentuado las tendencias a la crisis, al acrecentar mucho más la capacidad de producción que el desarrollo del mercado para absorberla.

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